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Con el nacimiento del primer hijo de los reyes ya no era necesario que Alfonso siguiera comprometido con la hermana de su madrastra. El acuerdo fue anulado. Y por segunda vez el infante se quedó sin una esposa.

Los amoríos de la madrastra

Es más, entre ella y Alfonso surgió un conflicto de índole económica, agravado por una cuestión personal.

Ya antes de que Fernando falleciera, eran muchos los dimes y diretes sobre los amoríos que la reina mantenía con uno de sus hijastros: el infante Enrique, diez años menor que ella. Y era este el hermano con el cual más enfrentamientos tuvo Alfonso desde que ambos eran jóvenes.

Las tierras que Fernando III iba arrebatando a los musulmanes eran repartidas entre los miembros de la familia real y los nobles que habían aportado sus fuerzas militares. Pero también puso bajo titularidad de su esposa grandes extensiones ganadas: propiedades en Jaén, Arjona y Córdoba, así como señoríos en Andalucía y villas en diversas localidades e incluso, entre otros, en el reino de Murcia.

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