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Entre 1240 y 1241, el rey se ocupó del repartimiento definitivo de Córdoba entre quienes habían participado de su conquista. También, de la ocupación de los alrededores de esa ciudad, las campiñas cordobesa e hispalense, y de una gran parte de la sierra y la ribera del río Guadalquivir. Además, la Orden de Santiago tomó el control de las vertientes de los ríos andaluces y murcianos del territorio, que pasó a ser la encomienda mayor de la rama castellana de esa orden surgida en León en el siglo XII.

En esta ocupación no hubo resistencia. Los musulmanes entregaron villas y castillos mediante un pacto que les permitió permanecer en esos sitios conservando sus patrimonios, autoridades, modo de vida y religión, pero bajo la condición de mudéjares.

¿Quiénes eran los mudéjares? El término deriva del árabe mudayyan y equivalía a “vasallo” o “sometido”. Mudéjares eran los musulmanes que permanecían en territorio cristiano tras la conquista o anexión de sus tierras por parte de los reinos del norte ibérico, viviendo segregados en barrios denominados morerías o aljamas y bajo el control político de los conquistadores.