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Montalbán añade una anécdota sabrosa. Como un elemento más de su esfuerzo ordenador (curiosa la palabra y curioso su significado moderno), Franco complementaba la censura a las películas con la obligación de que fueran dobladas al castellano (un inciso para evitar malentendidos: español y castellano son lo mismo -no así el yiddish y el hebreo-; si en El Salvador por ejemplo se habla más de español y en Paraguay de castellano dependerá supongo de tradiciones diferentes).30 Esa obsesión por el doblaje contribuyó entre otras cosas a que los españoles -y castellanos- de mi generación tengamos tantas dificultades en pronunciar el inglés.

Me acuerdo ahora de un taxista de San Salvador con ganas de charla que, inmediatamente después de haber obtenido un escueto ´de España´ como respuesta a su curiosidad sobre de dónde era, a continuación me preguntó: ¿y dónde ha aprendido usted a hablar tan bien el español?

…y también de cómo en las iglesias católicas salvadoreñas coreaban rogad por nosotros aunque en ese país la segunda persona del plural sea ustedes, y por tanto lo esperable hubiera sido rueguen por nosotros. Otro indicio de por dónde viene la gramática del Poder. Y de la fantasía.31

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