Читать книгу Dimelo cantando онлайн

47 страница из 120

—Son imaginaciones tuyas.

—Son los mismos putos acordes, Alex.

Lo peor es que tiene razón.

Gruño y dejo de presionar las cuerdas. Si no le tuviera tanto aprecio a la guitarra, la lanzaría a la otra punta del sofá. Los chicos me la regalaron por mi cumpleaños. Mason estaba empeñado en comprarme una eléctrica, pero Blake sabía que la acústica me gustaría más. Se pasaron una semana discutiendo y, evidentemente, ganó ella.

Intento concentrarme para pensar en un comienzo. Estoy convencido de que, una vez que tenga algo, aunque solo sean unos versos, lo demás saldrá solo. Sin embargo, todo lo que se me ocurre ya existe. Todas nuestras canciones suenan igual. Transmiten lo mismo. No consigo encontrar algo diferente y eso me frustra porque sé lo que significa.

He perdido la chispa.

No sabría decidir cuál de nuestras composiciones me gusta menos. «Mil y una veces» me parece básica ahora que la veo con perspectiva. «Es tuyo» podría ser catalogada como una tortura auditiva. ¿«Insomnio»? Pasable. La tocamos a menudo porque hace bailar al público. No sé por qué «Sigue latiendo» y «Cántame al oído» entusiasman tanto a la gente. Se han escrito miles de baladas sobre corazones rotos. No hacen falta más.

Правообладателям