Читать книгу Sombras en la diplomacia онлайн

82 страница из 117

—Estoy convencido de que son unos «cucos» y de que su actuación en el tren está basada en conseguir información sobre algunos pasajeros. Y de la averiguación, una vez llegados al punto de destino, darse a conocer a los aduaneros de turno y detener a los sospechosos sin ningún tipo de garantía. Además, creo que su primera intención era emborracharme con palinka insistiendo en que tomara otra copita y así sucesivamente.

—¿Y tú qué hiciste?

—Nada. Le dije que no y le comenté que prefería emborracharme de sueños. Pero estoy totalmente seguro de que su intención era indagar en lo más profundo de nuestras vidas.

—¿Tú crees? —inquirió Edit, alarmada por las palabras de su marido.

—Sí. Y te diré por qué. Cuando hemos hablado; mejor dicho, cuando me ha informado de los pasajeros que viajábamos en este tren, ha comentado que todos eran franceses, húngaros y nosotros, que viajábamos como españoles. Ese «como» es lo que me ha llamado la atención.

—Sí, es extraño. No españoles, sino como españoles. Parece indicar que existe alguna sospecha sobre nuestra condición y nacionalidad.

Правообладателям