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—Prefiero no hablar de mis obligaciones profesionales. Son asuntos muy personales y de cierto interés, de los que no me está permitido comentar.

—¡Nada, hombre! ¡No te enfades! Solo quería continuar nuestra conversación.

—Pues siendo así, podríamos hablar de otras cosas. Por ejemplo, de la información que me ibas comentar sobre lo que habías sonsacado al jefe de tren. Comentaste que hasta Zúrich viajaríamos sin escolta militar y eso es lo que no entiendo. ¿Por qué el tren debe llevar escolta? ¿Por los materiales que transporta?

—Es ahí donde puede que te lleves una gran sorpresa.

—¿Y eso?

—Porque los materiales que transporta el convoy son materiales de construcción, unos materiales que están destinados a rehabilitar casas sociales para los republicanos españoles en Francia.

—¡Pero ¿qué dices?! ¡Eso no hay quien se lo crea! —exclamó Daniel con determinación—. Es prácticamente imposible que un régimen como el alemán envíe cualquier tipo de materia prima para la reconstrucción del hábitat de sus enemigos ancestrales, como es el comunismo. ¡No me lo puedo creer! Además, han pasado cinco años desde que concluyó la guerra civil española.

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