Читать книгу Sombras en la diplomacia онлайн

76 страница из 117

—¿Dónde está?

—En el vagón uno. De camino pasaremos por el vuestro.

—¿Edit?

—No, me vais a perdonar, pero estoy un poco cansada.

—Es normal después de la excursión que habéis hecho por la ciudad. Nosotros la conocemos bien y los adoquinados por los que tienes que caminar en el centro son impresionantes. ¿Habéis estado en la casa donde nació Mozart?

—No. Lo cierto es que estuvimos cerca, pero se nos hacía tarde para venir a la hora del turno.

Zoltan parecía estar muy interesado con la cercanía de Daniel. Había escuchado los rumores y comentarios sobre que una alta personalidad de la diplomacia española viajaba en el tren, cuchicheos que provenían del teniente del ejército que acompañó a los Venay a su acomodo y que nadie había confirmado en las cerca de veinticuatro horas en que transitaban casi vecinos. Y lo que semejaba o quería ser el inicio de una amistad más bien se presentaba como una tarea interesada sobre la personalidad y presunto estatus de Daniel.

Durante el tiempo que Daniel fue acogido en el compartimento de Zoltan, fue invitado a tomar una copita de palinka, que aceptó, aunque rechazó una segunda toma. Estuvieron hablando durante varios minutos de Budapest, de la situación viajera en que se encontraban y más tarde, cuando Zoltan le preguntó por sus deberes en la embajada, Daniel decidió cambiar de tema con un escueto:

Правообладателям