Читать книгу Sombras en la diplomacia онлайн

83 страница из 117

—Eso es lo que pienso yo. ¿Lo has escuchado, David?

—Sí, papá. Por mí no os preocupéis. Hablo poco con extraños y desde ahora mucho menos.

—Te lo digo porque en teoría tú eres el más débil de los tres; y cuando me refiero al más frágil, te reseño como el más fácil de engatusar —afirmó con torpeza, aunque a la vez con la contundencia y el cariño de un padre que desea lo mejor para su hijo.

David bajó la cabeza en un signo de sumisión, aunque su mente derivaba hacia otros derroteros que no tenía demasiado claros y quiso clarificarlos.

—Papá, ¿qué quiere decir eso de cucos? Es que lo he oído en varias ocasiones y no se me había ocurrido pensar que tenía alguna relación directa con las personas.

Edit observó a su hijo con atención, con curiosidad. Seguidamente prestó una desmedida fiscalización por saber cómo Daniel le explicaba a su hijo el tema. Un tema sencillo pero espinoso y complicado para un adolescente de poco más trece años.

Daniel tomó aire y le surgió, de improviso e inesperadamente, un gorgoteo que parecía ser el paso previo para hablar de los pajaritos a los que su hijo hacía alusión. Y lo hacía sin entrecomillar debido a su desconocimiento de ciertas historias con visos de correspondencia con situaciones bélicas surgidas en el siglo XX.

Правообладателям