Читать книгу El secreto de la tierra y los primeros dioses онлайн

11 страница из 39

A punto de que la bestia llegara a la plaza, el jinete haló con mucha fuerza las riendas atadas a los colmillos; de golpe, el animal se detuvo frente al general, levantando una enorme nube de polvo.

Iracundo, el general Dire gritó con fuerza un nombre:

—¡SETH!

Del lomo del jabalí descendió un joven de cabello largo, liso y castaño oscuro. Vestía una chaqueta azul con capucha, donde tres colmillos negros hacían las veces de botones. La parte inferior frontal de la chaqueta se abría, mientras que la zona posterior terminaba en forma de punta. Usaba, además, pantalones color café oscuros y botas negras, mientras que un morral colgaba de su espalda y una espada de su cintura.

Luego de que el joven plantara sus pies en tierra, y con el animal más calmado, los asistentes a la celebración, aún temerosos, comenzaron a adentrarse en la plaza otra vez.

Lleno de ira, el general del ejército no paraba de reprender al muchacho y vociferar:

—¡Espero que tengas una buena explicación para esta destrucción! ¡En nombre del rey fuiste enviado a los mares del sur como consecuencia de tus acciones desleales a la corona! Y al regresar a tu ciudad, ¡destruyes las calles y causas dolor a sus habitantes!

Правообладателям