Читать книгу El secreto de la tierra y los primeros dioses онлайн

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Los habitantes de Ur eran felices. Pasado un tiempo después de la guerra, se descubrió que las cualidades del cristal impedían que la gente enfermara, por este motivo personas de diversas partes del mundo acudían al reino para beneficiarse de sus cualidades curativas. Dolencias como la lepra, la fiebre, la capria y las lesiones físicas, entre otras, se curaban pasando tan solo unos días en el interior de la zona santa delimitada por las estatuas de Yahveh. En consecuencia, los ingresos económicos del reino se multiplicaron y este, a su vez, prosperó.

Ur era una ciudad religiosa, su cultura se basaba en la creencia del Padre y sus cuatro hijos: Zheno, Kaphka, Hades y Yahveh. Estatuas y templos se alzaban en sus calles, principalmente dedicados a Yahveh, la diosa de la vida, quien, según se contaba, había habitado cientos de años atrás el castillo que llevaba su nombre. Las viviendas poseían agua potable y alcantarillado, además de un par de pilares en cada pórtico y un patio interior con el cielo descubierto en el centro de sus hogares.