Читать книгу El secreto de la tierra y los primeros dioses онлайн

10 страница из 39

—¡Faride, estás despedido!

El viejo, a quien el hombre no permitió pronunciar una palabra, lanzó su escoba al suelo y se marchó murmurando.

En ese mismo momento, en la plaza, mientras el vocero del rey observaba de cerca los colmillos del último de los ejemplares, sintió de pronto que la tierra temblaba bajo sus pies con pequeñas vibraciones que poco a poco aumentaron. En paralelo y no muy lejos de allí, se alzaron sonidos de objetos destruidos, violentos golpes y aterradores gritos. De pronto, todas las personas que se encontraban en la plaza se giraron en múltiples direcciones, intentando ver lo que sucedía.

A lo lejos, avanzando por la calle principal, se acercaba un joven cabalgando el jabalí más grande que se haya visto. El animal se aproximaba destrozando todo a su paso, arrastrando consigo lienzos, puestos de comida y uno que otro balcón.

Ante aquella escena, los habitantes huyeron del lugar despavoridos. Dire Herth, general del ejército y uno de los jueces del certamen, se plantó frente al caótico escenario y desenvainó con valor la espada que colgaba de su cintura, tomando una posición defensiva a la espera del enorme animal.

Правообладателям