Читать книгу Cetreros I. Profecía онлайн

56 страница из 104

A medio camino del centro del claro, la mujer se volvió hacia su alada compañera y suavemente le dijo:

—Es la hora, Segreka. Debemos separarnos ahora, querida amiga. —Una triste sonrisa dividió su sereno y moreno rostro—. Fueron muy buenos años, hermana mía, pero ten por seguro que seguiremos juntas. El Geotraxis nos mantendrá unidas —aseguró fijando sus ojos en los de la hermosa ave—. Vuela alto y nunca olvides quién eres, poderosa señora del viento —añadió al realizar el movimiento de brazo con que ordenaba al águila alzar el vuelo.

La inteligente ave sostuvo su mirada en los profundos ojos de la mujer. Se resistía a partir. Eran muchos años de aventuras y compañerismo. Esa mujer era su mundo, su hermana y la razón de su ser. La majestuosa águila había nacido para ser el tótem viviente de esa igualmente poderosa mujer.

Y ahora debía despedirse de ella.

Por fin, tras apretar suavemente con sus garras el hombro de su compañera de aventuras, a modo de renuente despedida, Segreka emitió un potente grito y remontó el vuelo. No se alejó mucho: se posó en un árbol cercano y aguardó con resignada tristeza lo que sabía que iba a pasar. La señora del cielo lo tenía perfectamente claro.

Правообладателям