Читать книгу Segunda virginidad онлайн

11 страница из 28

Está muy raro todo esto, le dice ella. Así no podemos seguir juntos.

Isabela dijo esta frase con la esperanza de una negación, de que él dijera algo tipo: sí podemos seguir, gordi, ahorita voy a casa de Rebe a explicarte bajo el tobogán y las estrellas y todas las constelaciones, pero lo que dice es:

Ok, Isa, te entiendo. Esto tenía que acabar.

Cuelgan. Las lágrimas mojan los párpados delineados, rayita waterproof, y los brazos sin pelos sirven para agarrar una almohada y estrellarla una y otra vez contra el colchón, técnica curativa que alguna vez le contaron. Deja de pegarle cuando escucha que Rebeca y su novio abren la puerta corrediza de vidrio del jardín.

No sabía que te gustaba tanto, dice Rebeca.

Ve que esa frase no funciona y dice:

Es un imbécil.

El novio de Rebeca dice:

Te voy a presentar a un amigo que sí vale la pena.

Isabela traga gramos de vergüenza espolvoreada porque el novio de Rebeca la está viendo deformada en pleno fracaso emocional de una relación que se engendró, creció y se pudrió en la penumbra. Isabela se encierra de nuevo en el cuarto y le marca a su prima Paula. Seis seis dos dos trece cuarenta y ocho cincuenta y cuatro.

Правообладателям