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Del evolucionismo racionalista al holismo transpersonal

Los antropólogos y otros pensadores del siglo XIX –evolucionistas– estaban convencidos de que el racionalismo mecanicista eurocéntrico y la ciencia no solo eran los únicos sistemas de conocimiento posibles, sino que además creían que el pensamiento religioso, mitológico y mágico desaparecería poco a poco ante el arrollador avance del colonialismo moderno en todo el planeta y los vientos del progreso materialista-científico-tecnológico. Sin embargo, tal como Edward Evans-Pritchard (1973: 32) notó, curiosamente todos estos intelectuales racionalistas, que arrojaron por la ventana las religiones, los mitos y los símbolos como supervivencias infantiles, irracionales y neuróticas de un modo primitivo de conocer, provenían de familias altamente religiosas. Edward Burnett Tylor, hijo de cuáqueros ricos, fue educado en la comunidad religiosa disidente cuáquera, cuyos miembros pretendían volver a ser “movidos por el espíritu santo” (quake: temblor) y deseaban revivir el cristianismo primitivo, donde la voz o luz interior representase un contacto más directo con la divinidad. Émile Durkheim, uno de los fundadores de la sociología, era hijo de un rabino y con un linaje de ancestros rabinos; la madre del otro gran fundador de la sociología, Max Weber, era una devota calvinista que influyó en sus definiciones acerca del “protestantismo y el espíritu del capitalismo”; Bronislaw Malinowski tuvo una educación católica y –por su frágil salud– viajó de niño por todo el sur de Europa (visitando las iglesias de los países católicos); James George Frazer tuvo una educación presbiteriana, una secta muy próxima al calvinismo creyente en la predestinación, y era hijo de un pastor escocés pietista, doctrina que propiciaba una religiosidad del corazón, emocional, personal, opuesta a la frialdad de la justificación por la fe. El abuelo de Max Müller, fundador de la mitología comparada, era un teólogo de Leipzig; y el padre de Wilhelm Dilthey, el más importante pensador del historicismo, era un pastor y predicador en la corte del duque de Nassau. Tanto Sigmund Freud como Karl Marx y Lucien Lévy-Bruhl tuvieron trasfondos familiares religiosos (la mujer de Freud incluso era nieta del gran rabino de Hamburgo, los dos abuelos –paterno y materno– de Karl Marx fueron rabinos).

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