Читать книгу Transpersonalismo y decolonialidad. Espiritualidad, chamanismo y modernidad онлайн

51 страница из 95

La intelectualidad europea de la época estaba persuadida de que la gente era estúpida y necia por las instituciones que la sumergían en la ignorancia y la superstición. La religión era una de las peores formas de explotación y, como se integraba de ideas tan absurdas, era necesario explicarla en términos psicológico-afectivistas o sociológicos. Muchos de los mencionados y otros tantos autores del momento (Wundt, Spencer, Mauss) se interesaron por las “religiones primitivas”, que podrían explicar la supervivencia de las instituciones religiosas europeas, y las redujeron a fenómenos y dispositivos sociales que aportaban consuelo y algún tipo de utilidad ante la culpa, el miedo, la inseguridad y la frustración, o bien a una necesidad social, un modo de idealizar la propia sociedad, que aporta cohesión, orden, sostén a los sistemas de gobiernos (“la manera en la que la sociedad se piensa a sí misma”). Y de entre todos ellos se destacó Lévy-Bruhl, para quien la mente del individuo procede de las representaciones colectivas de su sociedad y el “pensamiento primitivo” estaba orientado hacia lo sobrenatural, ignorando conexiones causales objetivas y razonando erróneamente, porque su pensamiento está determinado por sus representaciones místicas, propias de estas sociedades tradicionales. Por lo tanto, calificó a los pueblos originarios del mundo como “prelógicos”, acientíficos y acríticos. Su “mentalidad primitiva” los hacía vivir en una extraña “participación mística” del mundo (Evans-Pritchard, 1973; Lévi-Bruhl, 1972). El lento cambio de paradigma científico –paradójicamente arrastrado desde las ciencias más “duras”, la física cuántica, la teoría de los sistemas y el caos, y también desde las nuevas psicologías profundas y la mitología arquetípica transcultural– transformaron completamente aquellas visiones simplistas. El propio Lévy-Bruhl, al parecer, antes de morir concedió que había estado equivocado.

Правообладателям