Читать книгу Transpersonalismo y decolonialidad. Espiritualidad, chamanismo y modernidad онлайн

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Ahora bien, el redescubrimiento occidental de lo que se puede entender como inconsciente colectivo (Jung) o reino de lo transpersonal (Grof) a partir de las propias experiencias de académicos “transpersonalistas” genera un desmoronamiento de gran parte del paradigma de la modernidad/colonialidad en el sentido de considerar esas inefables fuerzas psíquicas colectivas (el alma del mundo o anima mundi de los antiguos griegos, de donde surge el sentido trascendente de nuestras vidas) como semiautónomas de nuestro inconsciente biográfico personal. Entonces, estaríamos en presencia del espacio imaginal de la geografía sagrada descripto por Henri Corbin (el ‘alam mithali del islam chiíta y del filósofo iraní Sohravardi) como ontológicamente real, que irrumpe por su propia potestad cuando se dan las condiciones adecuadas (el estado no ordinario de la conciencia, y seguramente otros factores bioquímicos: ¿DMT?). Aceptar ello es reconocer las fuerzas animistas de las civilizaciones antiguas y de las culturas étnicas tradicionales… fuerzas animistas a veces irracionales, instintivas, siempre trascendentes. Es consentir que la naturaleza es nuestro inconsciente y viceversa (“La imaginación es la naturaleza”, dijo Goethe; “la psiquis es el mundo”, escribió Jung), y también transigir con el concepto del mamo (sacerdote o líder espiritual). Amado Villafañe, del pueblo arhuaco de la Sierra Nevada de Santa Marta (Colombia), quien afirma que “los hermanos menores” (así llaman a los “occidentales”) “tienen información, pero no el conocimiento”.9 Arhuacos, kogis, wiwas y kankuamos creen que desde el principio de los tiempos se les ha otorgado la responsabilidad de cuidar el planeta y mantener el equilibrio (en forma similar a los hopi de Arizona, Estados Unidos) realizando continuas ofrendas en los lugares sagrados, meditaciones y cantos, para devolver a la Tierra lo que se ha obtenido de ella, controlando hasta donde les es posible huracanes, sequías, epidemias, etc. De más está decir que esto suena absurdo para los invasores de sus tierras, los narcotraficantes, la guerrilla, el ejército, los paramilitares y los proyectos hidroeléctricos o extractivistas del gobierno.

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