Читать книгу Manos frías онлайн

23 страница из 29

¿Sabes qué? Estoy intentando montar un grupo de música. Dani toca la guitarra y Silvia sabe cantar (más o menos). Por lo menos sabe pronunciar en inglés. Sólo nos falta un baterista. ¡Ojalá tire esto para adelante! ¡Tendría algo más que hacer aparte de las extraescolares y de estudiar!

Dejo de escribir ya, que tengo mates. Perdona que la carta sea tan corta. ¿Cómo estás tú? ¿Bien?

Tengo ganas de verte.

Muchos besos,

Gabriel

P.D.: No te preocupes, sigo sin dar tu dirección. Por lo menos así podré mandarte cartas. Ojalá pudiera decirle a mamá dónde vives para que al menos pudiera escribirte”.

Suspiré. No quería tener que asociar a mi hermano con el sentimiento de culpa. Me bebí el café despacio mientras releía la carta e hice la cama, y después me vestí, abrigada. Era otro domingo de nubes bajas y blancas. Hice cuentas, fregué el suelo, abrí para ventilar. Aún no sabía cómo responderle.

A la una y media bajé a la ventana del segundo piso y llamé con los nudillos. Volvía a estar abierto. Entré.


Правообладателям