Читать книгу El fascismo de los italianos. Una historia social онлайн

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Esta gran prueba no comportó profundas transformaciones en la cámara: sobre 400, 197 diputados fascistas de la anterior legislatura fueron confirmados. La forma misma de la representación corporativa resultaba imperfecta, lo que confirmaba las relaciones de poder ya existentes y todo lo que había sugerido en la decisión final el Gran Consejo (por ejemplo, la Confederazione degli Industriali, que contaba con 70.000 miembros, había tenido la posibilidad de proponer el mismo número de candidatos que la Confederazione dei Lavoratori della Industria, compuesta por 1.300.000 asociados): los empresarios estaban representados por el 31,5% contra el 22,25% de la representación sindical de los trabajadores dependientes; los propietarios agrarios estaban representados con un 11,5% y los trabajadores agrícolas con un 6,75%; una fuerte presencia, equivalente al 25,75% de los diputados, estaba constituida por funcionarios. De esta manera, se creó la Camera Corporativa. Tres meses antes, el Gran Consejo del Fascismo había sido reconocido plenamente como órgano del Estado, presidido y convocado por el jefe del Gobierno. Había sido organizado en tres categorías compuestas por miembros de derecho a tiempo indeterminado (principalmente los fundadores del movimiento político), de derecho durante el desempeño de su mandato y de nombramiento personal por parte de Mussolini, unos cincuenta miembros en total. Además, sus competencias habían quedado todavía más claras: las relativas a la elección de la lista de los diputados y de los secretarios y subsecretarios políticos y administrativos del partido, y las de carácter constitucional, comprendidas las opiniones sobre la sucesión al trono y sobre las prerrogativas del soberano, que constituyeron una primera discrepancia entre el régimen fascista y la dinastía de los Saboya. Una ley posterior, del 14 de diciembre de 1929, disminuyó y, de hecho, desvitalizó el poder del Gran Consejo, cuyo número de miembros fue reducido a alrededor de la mitad, mientras que el secretario del PNF era propuesto directamente por el jefe del Gobierno mediante decreto. La centralización del poder en manos de Mussolini, como jefe del partido, jefe del Gobierno y jefe del Gran Consejo era ya casi total. Pero todavía quedaba en vigor el Estatuto Albertino, con la cláusula del nombramiento real del jefe del Gobierno, que constituiría una salida para desembarazarse, el 24 de julio de 1943, de la difícil y vergonzosa presencia de Mussolini como jefe de un régimen en plena crisis interna y con las tropas anglo-americanas desembarcadas en el territorio nacional.

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