Читать книгу El fascismo de los italianos. Una historia social онлайн

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En abril de 1926 una legislación sindical había regularizado las relaciones laborales y de representación en el mundo social y económico, acabando con lo que quedaba del libre asociacionismo. En septiembre se instituía el Ministerio de Corporaciones; un año después, el 21 de abril de 1927, se difundía un documento sobre el trabajo, la Carta del Lavoro, que identificaba la corporación como el único y el mejor instrumento de representación de las demandas de las fuerzas productivas y de comercio, de los empresarios y de los trabajadores, así como de la superación del conflicto de intereses y de clases mediante el arbitraje imperativo de la autoridad pública. Y el 20 de marzo de 1930 se constituía un Consejo Nacional de Corporaciones. Pero la indecisión y sobre todo el enfrentamiento entre políticos y sindicalistas fascistas sobre el carácter definitivo de la corporación fascista (asociación por categoría y profesión o agregación según los ciclos productivos y de comercio de los productos y de los servicios) continuaron hasta el 5 de febrero de 1934, cuando fue aprobada la ley de la constitución de las corporaciones. Fueron identificadas veintidós corporaciones paritarias, agrupadas en cuatro sectores principales: dieciséis para los ciclos productivos agrícola, industrial y comercial y seis para las actividades productivas de servicios. En 1937 la burocratización de las relaciones laborales fue completada por la creación de los consejos provinciales de las corporaciones, en los que se debían resolver los conflictos; estos estaban presididos por el prefecto y por el secretario federal del Partido y formados por los representantes sindicales de los trabajadores y de sus jefes.

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