Читать книгу El fascismo de los italianos. Una historia social онлайн
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Pero para asegurarse el apoyo de las fuerzas armadas, el fascismo dejó a los altos mandos la plena autonomía de los distintos cuerpos, lo que dio como resultado una falta de coordinación entre un ejército de tierra no renovado en la estrategia y carente de medios de combate modernos y una marina más equipada (gracias también a la contribución estatal a los astilleros), pero no coordinada para su defensa y ni para la defensa terrestre con la aeronáutica. A esta última la habían puesto al mismo nivel que a los otros dos cuerpos en 1925 y perseguía fáciles éxitos deportivos transoceánicos y militares en tierra africana y española. Mussolini se encargó personalmente de los tres ministerios militares de 1925 a 1929 y de 1933 a 1943, pero se ocupó fundamentalmente de vincular el instrumento militar a su política exterior y de propaganda interior, dejando a los altos mandos la labor de gestionar la estrategia. En su política de divide et impera, dio a Badoglio la coordinación de las fuerzas armadas, pero al mismo tiempo lo privó de un verdadero poder; de hecho, el general mantuvo dicho cargo incluso estando establecido en el extranjero como gobernador de Libia entre 1929 y 1933 y luego durante la guerra de conquista de Etiopía.