Читать книгу El fascismo de los italianos. Una historia social онлайн

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Antes que la pena capital, el régimen prefirió las condenas restrictivas de libertad, dejando al detenido la posibilidad de «redimirse», de «hacerse italiano» y, por tanto, fascista. El fascismo adoptó, así pues, una táctica más posibilista, más paternalista que la típica del régimen nazi, es decir, de represión inmediata y violenta de la disidencia, con campos de disciplina que anularían la voluntad del individuo, humillándolo y separándolo para siempre de la comunidad de origen. Fueron dos tácticas diferentes, debidas a la diversa naturaleza de los regímenes y de las sociedades en las que actuaban: van juzgadas cada una en su contexto, sin tentaciones de minimizar el caso italiano en una comparación con el alemán. Además, hay que recordar que una parte de los actos de disidencia hacia el régimen, los no inmediatamente atribuibles a la acción política y de propaganda de una fuerza de oposición, fueron juzgados y condenados por la justicia ordinaria. Y que muchos de los delitos menores de crítica e incluso de burla y sátira del régimen por parte tanto de personas no integradas como de fascistas inquietos fueron castigados con meses o años de confinamiento, es decir, de asignación a lugares de exilio interno, controlados por las autoridades de policía. Y también fueron condenados a un destino análogo antifascistas absueltos en juicio preliminar o en juicio final por el tribunal especial, o de todas maneras fueron detenidos en la cárcel o fueron enviados a islas y países remotos elegidos para esta forma de exilio de la vida civil.

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