Читать книгу El fascismo de los italianos. Una historia social онлайн

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Además, en los años treinta, el PNF había absorbido progresivamente, transformándose a su vez, los organismos que él mismo había contribuido a crear y en los cuales había delegado en un primer momento actividades de representación de intereses: institutos económicos y jurídicos, asociaciones que representaban categorías especiales y sujetos cuyo fin era controlar y coordinar el ámbito educativo, el laboral y el tiempo libre y la vida cotidiana de una gran masa de italianos que de no ser así habrían escapado al reclutamiento y a las reglas del Partido. Al final de ese decenio la proliferación de uniformes, funciones, carnés, reuniones y celebraciones marcaba la vida de los italianos y determinaba la relación con el prójimo, creando una normalidad en la movilización constante que hacía que dicha movilización fuese para muchos apolítica, espontánea, a veces apática, sin aparentes alternativas. Los pocos que resistieron fueron los que conservaron ámbitos informales o clandestinos de encuentro, alternativos al sistema: las tertulias y las reuniones exclusivas de las familias de la alta burguesía refractaria al populismo y a las vulgaridades del régimen; las lecturas y las conversaciones de la burguesía intelectual contraria al conformismo imperante; o las formas de rechazo y negación del poder pretencioso e injusto, sentidas por los trabajadores de la industria y la agricultura, que en fases económicas desfavorables acabaron en revueltas espontáneas circunscritas, pero que con el tiempo dieron como resultado un antifascismo más consciente y militante, alimentado tanto por convicciones y memorias familiares como por la presencia de una red política clandestina.

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