Читать книгу El tesoro oculto de los Austrias онлайн

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Después de esa declaración privada, el rey ordenó que le trajeran papel, pluma y el sello real para de su propio puño y letra, expedir diversas cédulas reales, que entregó al prior, para que cualquier militar o civil bajo el imperio de Su Majestad se pusiera a disposición de la Orden de los Jerónimos en lo que por estos monjes fuere menester. En otra de las misivas dirigida al comandante de la escuadra castellana, instruía a éste para que sin pérdida de tiempo se dirigiese a las Indias atendiendo en ello los detalles e indicaciones que le fueren transmitidos por los frailes jerónimos.

El prior se reunió en cónclave secreto con once frailes elegidos por su lealtad, inteligencia y condición física. Todos ellos juraron mantener el secreto de la misión que se les iba a encomendar antes de que su prior les revelara el contenido de la misma. La constitución de la Hermandad de los Custodios del Tesoro se celebró en los sótanos del Monasterio de El Escorial, a los que la docena de frailes accedió por una entrada secreta situada bajo la esquina suroccidental del magno edificio.


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