Читать книгу El tesoro oculto de los Austrias онлайн
69 страница из 139
Aquel lugar, apenas iluminado por cuatro teas de resina, era fresco y ligeramente húmedo, encontrándose adosadas en tres de las cuatro paredes del habitáculo enormes tinajas, conteniendo las correspondientes a dos de los lados vino y las del tercero aceite. El muro libre de tinajas estaba ocupado por diferentes estanques largos y estrechos con distintas alturas decrecientes para facilitar el discurrir de agua de unos a otros y así facilitar su renovación, ya que funcionaban como piscifactoría para la cría de truchas.
En ese ambiente lúgubre donde el silencio dominante era suavemente alterado sólo por el murmullo del agua pasando de unos estanques a otros, los doce frailes allí congregados, hicieron uno a uno voto de silencio hacia el exterior de la hermandad en todo lo referente al objeto de la misma.
Acababa de terminar su juramento el último monje, cuando un escalofriante sonido de ultratumba proveniente de las entrañas de la tierra, hizo que los doce hombres se sobrecogieran sin saber que hacer ni que decir.