Читать книгу El tesoro oculto de los Austrias онлайн
77 страница из 139
Para algunos, incluidos los cinco jerónimos que iban a bordo, era la primera vez que realizaban una travesía de ese calibre. Otros como el propio comandante Alvear, ya habían experimentado anteriormente ese viaje y sabían de sobra los peligros que les esperaban.
* * *
Al poco tiempo de haberse constituido la Hermandad de los Custodios del Tesoro y cuando Álvaro Osorio de Cáceres ya había cumplido veinte años de edad, Isabel recibió una visita inesperada. Era noche cerrada en Madrid, cuando los repentinos golpes de la aldaba sobre la puerta principal de la vivienda, sorprendieron a la dueña de la casa en el momento en que esta procedía a retirarse a sus aposentos.
– Doña Isabel, un caballero embozado solicita una audiencia con vos – explicó la criada un tanto alterada.
– ¿Quién es el tal caballero, que osa perturbar la paz de esta casa a tan altas horas de la noche? – preguntó Isabel sin ocultar su enfado.
– No lo sé señora, no ha querido identificarse, pero ha insistido en que no tenéis nada que temer, que es persona bien conocida por vos y que quiere pediros consejo y ayuda sobre algo que afecta directamente al imperio.