Читать книгу Un mundo para Julius онлайн

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Oscurecieron el palacio. No abrían ni una persiana, ni una cortina, nada. Bobby y Santiaguito iban todos los días a misa con su mamá, antes de partir al colegio. Los hicieron estudiar co­mo locos y adelantar los exámenes finales para que pudieran viajar también a Europa. Partían a fin de mes con su mamá y con el tío Juan Lucas. Julius seguiría mientras tanto con la señorita Julia y el año entrante lo pondrían de frente en preparatoria. Se tomaban una serie de decisiones rápidas. El palacio continuaba a oscuras, pero adentro to­dos actuaban nerviosamente para olvidar. Susan se excedía en los calmantes y el tío Juan Lucas recomendaba golf, vestida de gris, hasta el día del viaje. Un día Ju­lius se acercó a pedirle a Susan que lo llevaran también a Europa y ella notó que estaba bizqueando. No hubo más remedio que lla­mar al médico y decirle que bizqueaba igual que Cinthia cuan­do murió su mamá Bertha. El médico habló de la extrema sensibilidad del niño y dijo que por nada de este mundo se les fuera a ocurrir llevarlo a Europa. En cambio, recetó clima seco de Cho­sica con una barbaridad de vitaminas. Se pensó en la ca­sa de Juan Lucas en los Cóndores, pero dónde metían a la servidumbre, eso era una garçonnière. Había que decidir algo y rá­pido.

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