Читать книгу Un mundo para Julius онлайн

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–El niño se ha perdido –sollozó la Selvática–; por culpa de esta.

Carlos partió la carrera para avisarle a los mayordomos. Los encontró en el jardín, controlando una posible fuga de Palomino, y les dijo que Julius se había perdido por culpa de Vilma.

–Por andar jugándose con el huevas este.

Fue la oportunidad de sus vidas. Palomino sonrió entre sobrado y aterrorizado, trató de iniciar alguna explicación, una palabrea­di­ta, pero ya nada ni nadie podía contener a Celso y Daniel. El de las inyecciones guardó su máquina de fotos y empezó a retroceder co­mo quien no quiere la cosa, pero en ese instante le cayeron de a dos y empezaron a matarlo en pleno jardín, entre árboles y caña­ve­ra­li­tos. Lo ensuciaron. Lo despeinaron íntegro. Le rompieron lo que más odiaban en él: la cara, el maletín y el terno azul marino. Por último, lo sacaron a empellones hasta la calle.

Luego corrieron a los altos a ver qué había pasado. Vilma y Nil­da ya estaban de pie, pero lloraban sin lograr explicar claramente las cosas. En realidad nadie sabía muy bien lo que había ocurrido ni en qué momento había desaparecido Julius, ni si se lo habían raptado, ni nada. La Selvática dijo que los mendigos esos del Belén eran gitanos y que a lo mejor se lo habían robado a Julius. En ese caso, ya no lo volverían a ver.

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