Читать книгу Un mundo para Julius онлайн

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–Tal vez algún día vuelva a aparecer trabajando en un circo, pero ya estará nacionalizado gitano, ya ni se acordará de su familia.

Después empezó a decir que no, que lo que había pasado era que el pintor, el gringo ese seguro que era maricón, degenerado, se había raptado a Julius, lo había violado, ya lo había matado. La interrumpieron los alaridos de Vilma enloquecida, lanzándose contra las paredes, maldiciendo su suerte, y a Palomino, ¡ella nunca había coqueteado con nadie!, ¡que la perdonaran!, ¡solo había querido que le tomaran unas fotos!, ¡Julito!, ¡Julito!, ¡Juli­to!, ¡Dios mío!, ¡qué va a ser de mí! Nilda también gemía, asustada por sus propias palabras; los mayordomos ya no tardaban en imitarlas. Carlos dudaba: llamar a la policía, no se atrevía. ¡Y los señores en Europa!

Cuando en eso sonó el teléfono. Carlos se lanzó sobre él. Llamaban del colegio Belén y ahí estaba Julius. El chofer dijo que inmediatamente pasaba a recogerlo, que por un descuido de la muchacha el niño se había escapado, ahoritita iba por él. El alma les volvió al cuerpo; se miraban sonrientes, temblorosos, agotados, aliviados; se quedaron parados, mirándose sonrientes, avergonzados, mientras Carlos volaba en el Mercedes.

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