Читать книгу Un mundo para Julius онлайн
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Y Vilma, realmente, lo estaba mirando. Estaba sentada junto a un inmenso ventanal y, a su lado, Cinthia tosiendo y Julius volteado, mirando hacia el interior de la casa, hacia el corredor de las armaduras, las espadas y los escudos. En ese instante salió la tía Susana, horrible, y Cinthia le dijo: «Me gusta tu casa, tiíta, ¿puedo entrar a ver?». Entonces la tía, sorprendida, le dijo que sí, después de todo los hijos de Susan siempre habían sido medio raritos. Cinthia cogió a Julius de la mano, «ven», le dijo, y para fastidiar más a la tía horrible, le dijo que iba a estar leyendo en la biblioteca. Julius como que captó algo y la siguió. Vilma se incorporaba también para seguirlos, pero la tía la detuvo.
–Puede usted pasar a la cocina, Vilma –le dijo–; vamos a invitarles té a todas antes de que los chicos entren al comedor. Vayan pasando por grupos –añadió, dirigiéndose a otras amas que andaban por ahí en ese momento.
Cinthia y Julius estuvieron largo rato inspeccionando las armaduras; primero se fijaban bien que no hubiese nadie escondido detrás de ellas o adentro, y entonces sí ya las inspeccionaban detenidamente. Cinthia le iba explicando todo lo que había aprendido sobre armas, armaduras y escudos en el colegio, y Julius, a su lado, la escuchaba con gran atención, asintiendo con la cabeza a medida que ella contaba. Minutos después ya estaban en otra sala, la del billar y en otra, el escritorio, aquí mejor no entremos, y todavía en otra, la del piano. «Es Beethoven», le dijo Cinthia, señalándole el busto de bronce que había sobre una columna de mármol y que miraba furioso hacia el piano. «¿Sabes que el tío abuelo que está en el escritorio de la casa tuvo otra mujer antes que nuestra tía abuela?». Julius hizo no, con la cabeza, y ubicó inmediatamente al tío abuelo entre todos los cuadros de antepasados que había en el escritorio del palacio. «Sí», agregó Cinthia, y le contó la larga historia del tío abuelo, el tío abuelo romántico, así lo llamaban cuando hablaban de él, mamita le había contado íntegra la historia.