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El Clan de las Cenizas era una arcaica orden druida a la que prácticamente todos los habitantes de Eirian respondían. Un sistema regido por una economía basada en sabiduría que –según narraban las leyendas y los pergaminos– había sido fundado por los primeros hombres que se atrevieron a abandonar la espesura de los bosques, los hijos de Titbiz, según los escritos. Su nombre nacía de la creencia de que un nuevo orden basado en las leyes naturales escritas por Gálcam debía ser edificado usando como piedra fundacional las cenizas de las eras del caos y la entropía a las que la virtud del druida había puesto fin. Era un clan muy antiguo, y con muchos secretos.
El poder del ente no solo yacía en los recursos de sus druidas, también tenía una fuerte influencia política dentro del reino. Eirian contaba con un rey reconocido por todos, incluso por el mismo clan, pero la verdadera autoridad estaba, y siempre había estado, en las manos de los sacerdotes. Esta concentración de poder nunca había catalizado conflictos. Los guerreros de Eirian confiaban ciegamente en la guía de los druidas y eran, a su manera, también parte del clan.