Читать книгу Las plegarias de los árboles онлайн
32 страница из 88
—Antes de revelar mi decisión –dijo con firmeza– pido que me dejen expresar el porqué de esta. He considerado las opiniones de todos y dejando de lado la voluntad de mi sentimiento. Recurriendo a la inexorable lógica, he llegado a la siguiente conclusión: si luchamos y vencemos, habremos protegido nuestras tierras, aunque también inevitablemente perderíamos muchos druidas y guerreros.
—Y también protegeríamos nuestro honor –interrumpió groseramente Trout– que es más importante que cualquier otra cosa.
Frente a esta burda intervención, Avon estiró su brazo y aferró la muñeca del anciano, apretándola con tal vehemencia que el rostro del viejo se desfiguró de dolor.
—Cállese –le susurró con voz sombría.
—Ahora bien –continuó Owen haciendo caso omiso a las palabras del veterano–, si luchamos y perdemos, habremos perdido no solo nuestras tierras, sino a todos, o casi todos, nuestros guerreros. Y quedarían solo ancianos, enfermos y niños, sin tierra, sin hogar y sin nadie que los ampare. Si, por el otro lado, migramos a otros bosques, aunque estos sean menos fecundos que Eloth, tendremos la vitalidad intacta de nuestro pueblo para refundar Eirian y edificar una nueva Ciudad Gris. Soy consciente del desencanto que generaría en muchos de vosotros tener que abandonar su hogar. No se puede obviar el hecho de que muchas familias han vivido aquí desde tiempos inmemoriales. Pero considero que el alma de este reino no es la ciudad ni el templo ni siquiera este mismísimo bosque, sino su gente. Tomará trabajo empezar desde cero, pero con nuestros esfuerzos combinados, podremos hacerlo. Por todo esto –concluyó– es que mi decisión es la de abandonar la Ciudad Gris.