Читать книгу La educación digital en el ámbito universitario. Un enfoque 360 онлайн
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En el aprendizaje colaborativo interviene la inteligencia personal de cada una de las personas intervinientes, que deben trabajar juntas para crear una memoria común. No importa el número de personas. Todas las personas formamos parte de una práctica común y participamos con nuestro conocimiento personal o tácito y las experiencias propias y habilidades. El reto es transformar este conocimiento tácito individual en conocimiento explícito social creado colectivamente. A su vez, este conocimiento explícito debe ser compartido con los demás en la memoria común con el fin de que la ciudadanía lo tenga disponible para adecuarlo libremente a sus prácticas y contextos personales propios. Nadie puede quedar fuera de la universidad digital y así nos lo proponen Milena Rodríguez, Manrique-Villanueva, Maris Valenzuela y Montoya Arévalo en sus investigaciones sobre e-learning en comunidades rurales e indígenas en América del Sur.
En la universidad digital del siglo XXI no se debe llevar a cabo una mera transmisión de conocimientos desde el profesorado hacia el estudiantado, sino que es necesario incorporar un cambio de roles, donde el profesorado será el guía o mediador de un estudiantado empoderado, que toma decisiones de forma consensuada y asume responsabilidades en su propia construcción del conocimiento. Es necesaria la pedagogía de la pregunta y no la pedagogía de las respuestas que ha llevado siempre a cabo la universidad tradicional. Esto implica necesariamente una educación dialógica y horizontal, así como visibilizar otras maneras innovadoras de hacer y ser. Una universidad tradicional mantiene a la ciudadanía en la Cultura del Silencio; una universidad acorde con las exigencias del siglo XXI hace competente a la ciudadanía para que desarrolle exitosamente su rol social.