Читать книгу La educación digital en el ámbito universitario. Un enfoque 360 онлайн

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Sin embargo, a pesar de estos avances en la enseñanza, aprendizaje y formación, es primordial no caer en el error de considerarlas como adaptaciones del aprendizaje tradicional, una copia mejorada de lo mismo que se enseña en la educación presencial, donde el profesorado es considerado un mero transmisor de contenido y siendo ahora un guía que acompaña. Cabero, Osuna y Cejudo (2010) señalan la importancia de no considerar los espacios virtuales como repositorios de contenido que el alumnado descarga en su propio dispositivo, sino que deben ser espacios atractivos, interactivos, colaborativos, que favorezcan la interacción y la colaboración a través del aprendizaje significativo.

El alumnado que cursa estudios en entornos digitales presenta varios retos, como la autogestión, la constancia en el aprendizaje, la gestión de los tiempos, la soledad en su aprendizaje, etc. Tîrziu y Vrabieb (2015, citado en Fernández-Robles y Cabero, 2016), señalan que es importante trabajar, entre otros factores, el apoyo y la orientación al alumnado para que pueda seguir un curso en modalidad e-learning. En la misma línea, Morado (2017) afirma que en estos entornos virtuales el alumnado tiene que sentir la presencia (virtual) tanto del profesorado y de sus propios compañeros. Por lo tanto, es necesaria la figura de una persona que acompañe y guíe el aprendizaje de los y las estudiantes, proporcione reflexión y motivación para superar los desafíos (Massuga, Soares, Dias-Doliveira, 2021) y participe activamente en la práctica pedagógica. Esto será fundamental para lograr un aprendizaje autónomo en un nuevo ecosistema de enseñanza y aprendizaje.

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