Читать книгу Derecho de gracia y constitución. El indulto en el estado de derecho онлайн
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El binomio gracia y poder, no siempre ha estado acompañado del otro binomio, gracia y justicia. El segundo es propio de la justificación de la gracia cuando ésta dejó de estar en el señorío de la voluntad del titular del poder. El ejercicio del poder no está sujeto a justificación cuando del mismo no se debe responder ante nadie. Tal ejercicio, no obstante, pasa a requerir de la aceptación del pueblo cuando éste ostenta capacidad para mediatizar la titularidad del poder.
Cuanto mayor influencia tiene el pueblo en las decisiones del poder, y por tanto más importante es la dependencia del poder respecto a sus súbditos, mayor es la exigencia de una justificación sobre la concesión de la gracia. La monarquía absoluta necesitó de una motivación de sus actos de perdón, para residenciar en la justicia la razón de la excepción a la ley, que se hizo mucho más necesaria cuando la soberanía dejo de ostentarla el Rey. La realización de estos actos de justicia, convertían al soberano no sólo en poderoso, sino también en justo. La arbitrariedad progresivamente deja de tener cabida dentro un sistema fundado en la responsabilidad por los actos realizados, pues el poder es fiduciario de la voluntad del pueblo.