Читать книгу Técnicas de innovación docente en Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social онлайн

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Por ello y, en mi opinión, más que de lamentarse de unos condicionantes que nos han venido impuestos porque la delicada situación sanitaria que atravesamos lo requería (y aún lo requiere) y más allá de insistir en lo pernicioso de un modelo de enseñanza como el actual, creo que deben intentar aprovecharse unas circunstancias que, aunque ciertamente no son las mejores, sí pueden ser de utilidad para empezar (si es que antes no se había hecho) a implementar toda una serie de actuaciones con las herramientas informáticas de las que se dispone que coadyuven a la interiorización de la materia (por lo que aquí interesa, del Derecho del Trabajo) en este nuevo contexto. Y fíjese que no se está diciendo con ello que se apueste por convertir la Universidad presencial en una Universidad a distancia rindién-dose ante la evidencia que supone, en unos momentos como los actuales, que deba limitarse al máximo la presencia física en el campus.

Antes al contrario, pues, saliendo al paso de posibles críticas que se puedan realizar, se está ante una situación excepcional que requiere de medidas excepcionales y así debe entenderse por absolutamente todos los agentes implicados. La excepción que supone la docencia virtual en el ámbito universitario no debe ir más allá, no puede incrustarse en ella con la finalidad de experimentar y de, finalmente, imponer un sistema on line o de semipresencialidad perpetuo que mantuviera a los estudiantes en sus domicilios, quizá con la salvedad hecha de los exámenes. Siendo optimistas, la situación por la que atravesamos se revertirá más pronto que tarde y ello debe ocasionar necesariamente la vuelta a las aulas y la vuelta a la docencia en condiciones de normalidad. A fin de cuentas, el favor por la utilización de medios tecnológicos –tan en boga desde ciertas corrientes neopedagógicas especialmente desde que se implantó el Plan Bolonia–, sí, en efecto, pueden servir de complemento a la docencia, pero nunca podrán sustituir lo que, en definitiva, conlleva la presencialidad: el intercambio de tú a tú, si se permite la expresión, de opiniones, de discusiones y debates, tan necesario en una institución de educación superior como es la Universidad. Pero, en fin, hasta que no se supere esta crisis, debe ir abriéndose paso una forma de enseñanza que permita subvertir en alguna medida la despersonalización de la docencia y la desafección de los estudiantes. De eso es de lo que se trata al final, de intentar conjurar los inconvenientes que plantea una docencia on line de marcado carácter provisional para obtener los mejores resultados posibles. Veamos.

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