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Precisamente, al hilo de esto último que se acaba de exponer, considero que la clave, más allá de la plataforma desde la que se imparte la docencia, es intentar articular la enseñanza de una forma activa, que mantenga el interés y la motivación del alumnado por el estudio de la disciplina. No se trata (no debe tratarse) sólo de que el estudiante pueda acceder a un deter-minado documento, lo descargue y lo estudie o de que conteste a tal o cual pregunta formulada por su profesor. Se trata de ir un paso más allá, de ser creativos y de diseñar actividades que involucren de forma participativa al alumnado, que lo haga colaborar con sus compañeros y, desde luego, con el docente y que permitan el adecuado feedback para que se pueda conocer el grado exacto de progreso en el conocimiento de la asignatura.

En este sentido, son muchas las actividades que pueden proponerse y los recursos a utilizar. En tanto que muchos de ellos ya van a ser tratados –y con detalle– en otras partes de esta obra, se centrará la atención en los recursos que la propia aula virtual de la Universidad de Alicante incorpora y en los que están integrados en el UA Cloud, específicamente, en Moodle, para comentar algunas de las actividades que podrían desarrollarse para soslayar los inconvenientes que plantea la docencia en líneassss1. Así, como antes se ha explicado, el aula virtual dispone de un chat que en la práctica, suele utilizarse por los alumnos como herramienta para expresar, en tiempo real, sus dudas sobre la materia que se les está aplicando. Pues bien, más allá de este uso, el chat bien podría ser utilizado por el docente para plantear debates sobre una determinada cuestión controvertida de la disciplina. Como es de sobra conocido, los debates tienen la virtud de desarrollar las competencias lingüísticas y de razonamiento crítico de los alumnos. Siendo ello así, no cabe duda de que se trata de una herramienta pedagógica muy potente que, entre el alumnado y el profesorado de titulaciones jurídicas, debería estar muy en boga. Sucede, no obstante, que la gestión del tiempo en el aula viene muy condicionada por una materia que impartir en muy poco espacio de tiempo. Pueden darse casos excepcionales, evidentemente, pero lo habitual es que el docente no tenga tiempo material para plantear un debate en condiciones y que lo más que pueda hacer sea utilizar la herramienta “Debates” de la que dispone en el campus virtual para dejar ahí, de forma estática, asíncrona, planteada la pregunta o el concreto supuesto problemático y esperar a que los estudiantes respondan. Pues bien, el replanteamiento de la docencia que ha exigido la situación sanitaria quizá sea un buen escenario sobre el que practicar la realización de debates propiamente dichos. La inmediatez que ofrece el chat en las preguntas y respuestas bien podría ayudar a dinamizar la clase y a evitar ese sentimiento de soledad al que antes se hacía referencia, pues esta herramienta pedagógica proporciona, sin duda, buenas oportunidades de desarrollar cierta empatía hacia los compañeros. Bien utilizado, además, podría coadyuvar a aumentar las posibilidades de interacción entre los alumnos presenciales (que normal-mente siguen las explicaciones con su propio ordenador) y los que cursan la asignatura de forma virtual, pues, perfectamente, podrían formarse dos equipos, cada uno defendiendo una postura, siendo el docente el que debería moderar siempre las intervenciones de unos y de otros, centrando las respuestas ofrecidas para no alejarse del tema de estudio.

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