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Lo de representar vinos en Normandía se alejaba por momentos, porque mi relación con Marie era muy buena y comenzamos a vernos con regularidad. Yo no disponía de mucho capital para continuar en París sin hacer nada, y mi madre creo que pudo haber sido sorprendida por mi padre y dejé de recibir ayuda monetaria, así lo quise entender en su última carta.

Nunca pude leer a los poetas franceses. Bueno, creo que fue porque como Marie Anne hablaba un poco de español, pues no sentí la necesidad de aprender francés. Con ella era muy feliz. Nuestra estancia en París fue corta. Decidimos casarnos en Notre Dame y así lo hicimos, aunque siempre creí que sus padres no me aceptaron como el marido ideal para su única hija.

Claro, yo no poseía fortuna, y aunque les hubiese referido la posición de mis padres en España, no hubiera significado nada, porque yo estaba desheredado. Pero lo que unió más a la familia fue el nacimiento de nuestro hijo Philippe. El pequeño fortaleció los lazos entre nosotros e incluso el padre de Marie llegó a ofrecerme un puesto en su empresa, lo que yo rechacé.

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