Читать книгу Desde el suelo онлайн
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—¿Sabes, Capu? Hoy estrenamos cartones. Como yo digo: ¡cambiamos de sábanas! Vamos a ver lo que nos han dado. ¡Mira!, trozos de pizza. Para ti los de jamón; yo me tomo los de atún.
»Como te decía, no acepté la oferta de mi suegro y nos marchamos a Normandía, pero como había pasado mucho tiempo desde que me ofrecieron el trabajo, cuando llegamos ya se lo habían adjudicado a otra persona. Marie Anne, como era tan prudente, no hizo ningún comentario responsabilizándome de mi poca seriedad. «Lo sé, lo sé, es mi culpa», le dije. «No te preocupes», me respondió.
»¡Capu, has manchado los cartones nuevos! No saques la comida de tu plato. Toma, bebe agua. Para Reyes me gustaría que estrenásemos nuevo portal. Podemos escoger, no tenemos problemas de avisar al propietario de que desalojamos la vivienda, ¿verdad? Hoy no ha sido un buen día de recaudación. Bueno, mañana Dios dirá.
—Capu, hoy es víspera de Nochebuena. Hay que estar a la altura del día, quiero decir, con esperanza y con fe, ¿comprendes? Bueno, como ya han pasado los del riego, voy a ir un momento a ver si me puedo asear; llevo varios días sin afeitarme y también el resto de mi cuerpo necesita una limpieza. Tú también necesitas un buen lavado. Sé que no te gusta mucho el agua y ahora en invierno menos, pero apenas entre la primavera, tendrás que darte un buen baño, ¿sabes? ¿Quieres venir conmigo? Sí, claro. Vamos. Espérame en esta boca de metro. ¡No te muevas, eh!