Читать книгу Desde el suelo онлайн
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No eran muchos los que arrojaban alguna moneda en la gorrilla de Galindo, pero el gesto de hacerlo era suficiente para que él mostrara su gratitud y sonrisa. No era precisamente la mejor noche para obtener buenas propinas, y los que circulaban por allí cruzaban las calles a paso ligero, sin apenas fijarse en ellos; eran aquellos que dejan para última hora comprar regalos navideños.
Comenzó a nevar suavemente y Galindo abrió el paraguas.
—Como te iba diciendo, nuestra estancia en París fue corta…
No podíamos permitirnos el coste de vida tan alto en aquella encantadora ciudad, de modo que pensé regresar a Burdeos, donde ya tuve algún contacto y, aun a pesar mío, sería en el entorno del mundo del vino donde quizá pudiese obtener algún puesto de trabajo. Lo consulté con Marie Anne y ella accedió a acompañarme con nuestro hijo, que apenas había cumplido tres meses.
En la Rue du Bon Pasteur, número 13, cerca de la estación de metro Saint Charles, alquilamos un pequeño apartamento. Nuevamente, informé a mi madre de nuestra dirección.