Читать книгу Más allá de las caracolas онлайн
33 страница из 126
Y el gran día llegó. El tiempo era muy bueno y la representación se hacía en la playita. Empezó la función bajo la dirección de Amanda, quien había conseguido montar un decorado a base de telas y palos que hubiera sido la envidia de Hollywood. Todo iba viento en popa. Yo me sentía muy profesional y había soltado todas mis frases sin titubeos hasta que, en la última, me di cuenta de que Nina se había ido desplazando y la tenía justo frente a mí, en la primera fila. Y llegó el desastre. La miré y se me olvidó la frasecita, que Amanda tuvo que apuntarme dos veces para que consiguiese terminarla. Como había pausas en el diálogo, la gente no se dio cuenta, pero Nina sí, y me dedicó una sonrisa entre burlona y seductora que acabó de rematarme.
Al final de la función, mientras la chiquillería ayudaba a recoger el peculiar decorado, los demás nos fuimos desperdigando, algunos tumbados en la arena y otros dándose un baño, aunque el agua estaba más bien fría. Dos de las del baño fueron Lucía y Nina. Yo me senté en una de las rocas con Miguel y Elena mientras charlábamos.