Читать книгу Exabruptos. Mil veces al borde del abismo онлайн
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–¡Ay, por favor, señora Marta! No es para tanto –reclamó–. Les agradezco su buena voluntad, pero el caminar al aire fresco me hará bien. ¡Muchas gracias!
No era tan difícil suponer lo que le ocurría, de hecho las dos damas se habían dado cuenta, para eso tenían sus años, pero de todas maneras al día siguiente iría al médico para estar segura y así poder comunicárselo a su marido. En varias oportunidades lo habían conversado, pero nunca habían llegado a un punto de encuentro al respecto, sin embargo, hacía un buen tiempo que no estaba tomando pastillas, ni tampoco se encontraba en tratamiento. Recordó que la última vez que usó la T, esta le había provocado una herida en su interior, por lo que en conjunto con Ramiro decidió no usarla más. Por otro lado, los encuentros sexuales con su marido se habían distanciado bastante. Siempre las excusas eran las mismas: trabajo, cansancio, desgano, falta de tiempo. Por eso ella había estimado que las posibilidades de quedar embarazada eran muy remotas. Al parecer, se había equivocado.