Читать книгу Exabruptos. Mil veces al borde del abismo онлайн

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A las seis con treinta, clavadas, se encontraba estacionado frente a la telefónica. Abrió las puertas para que se ventilara el interior del auto y aprovechó de echar una ojeada a los asientos y al piso. Tomó un paño untado con spray para cristales y limpió los vidrios por dentro. En ello estaba cuando sintió dos dedos que le punzaban los costados. Dio un pequeño brinco y volvió la cabeza lentamente. Detrás de él, su mujer le observaba con su joven rostro casi angelical y lleno de dulzura. Lucía encantadora, más suave y alegre que nunca. El corazón de Ramiro se encabritó y sus ojos brillaron como luces de estrellas en una noche sin luna. Tiró lejos lo que tenía en las manos y se acercó mirándola fijamente. La tomó con suavidad por los hombros y ella ladeó levemente el rostro, entreabrió los labios y esperó. Cerraron los ojos y se besaron con toda pasión. Los aplausos y los silbidos de aprobación de algunos compañeros que en ese momento salían del edificio y de otros que observaban la romántica escena desde el segundo piso, no se hicieron esperar. El matrimonio se volvió y levantó los brazos en señal de triunfo.

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