Читать книгу Exabruptos. Mil veces al borde del abismo онлайн

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–No puedo creer que esto haya pasado y menos aún en la oficina –dijo Corina mientras buscaba el calzón.

–Eso es lo atractivo en una relación. No importa el lugar. Mientras más peligroso sea, más es la excitación –explicó Ramiro con desplante. Ella lo observó brevemente y sonrió.

–Es fácil para ti, pero no para mí. De todas formas, es lo más maravilloso que me ha sucedido.

Terminaron de escarmenarse el pelo y bajaron juntos hasta el vehículo. Corina se veía esplendorosa. Se sentó cómodamente y echó la cabeza hacia atrás, cruzando la pierna derecha sobre el muslo. Ramiro puso contacto y, antes de echar a andar se acercó a ella. Recorrió sutilmente con sus labios aquel cuello hermoso y fragante, y susurró:

–Eres una mujer tremendamente divina y apasionada.

Corina, con los ojos cerrados, lo dejó hacer. Luego reaccionó.

–Y tú eres muy tierno y varonil. No creo que alguien pueda resistírsete –suspiró largamente y agregó–: Al menos le costaría mucho.

–¡Calla! –rogó, besándola en los labios.

Tomaron la Errázuriz y gran parte del camino lo continuaron en silencio. Solo un par de miradas y unas nerviosas sonrisas, barnizaban aquel maravilloso encuentro pasional.

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