Читать книгу Exabruptos. Mil veces al borde del abismo онлайн

52 страница из 138

CAPÍTULO 4

Los ojos animosos de Lorena reflejaban enteramente el momento que vivía. Su nítida expresión corporal y la forma casi arrogante de considerar cada uno de los problemas que se le presentaban pronosticaban, sin lugar a dudas, un pronto quiebre de los esquemas tradicionales que hasta entonces se habían mantenido en ese hogar. Le gustaba su trabajo, aún en desmedro de su propio entorno personal. Había dejado un tanto abandonadas sus antiguas actividades como la cocina, la lectura y el bordado, incluso, era común que la noche la pillara trabajando.

Era una secretaria ejecutiva laboriosa, comprometida y capacitada en las materias que debía tratar. En poco tiempo había logrado asimilar todo lo aprendido en el instituto y ponerse al día en el rodar de la empresa. En cierto modo, su sueño más grande era similar al de él, pensó su Ramiro, deseaba dirigir alguna vez su propia empresa, no depender de un jefe y trabajar libremente en beneficio propio y no de terceros. La lectura la había ayudado a relacionarse mejor con la gente. La compañía donde trabajaba estaba ampliando sus servicios a varios puntos del país y se estaba modernizando. Eso implicaba que a menudo ella debía desplazarse junto al personal de gerencia a esos centros de atención, con el fin de asesorarlos y crear con ellos una estrecha vinculación en aspectos administrativos y operacionales.

Правообладателям