Читать книгу Exabruptos. Mil veces al borde del abismo онлайн

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–¡Está deliciosa! –exclamó sorprendida–. Realmente me la tomaría toda, pero aprovecharé de llevar un poco para el almuerzo de mañana –dijo ella, sonriente.

–Me he sentido muy a gusto preparándotela –dijo él, allegándose al cuello de su mujer–. Hacía mucho que deseaba tener la oportunidad de demostrarte mi cariño con algo nuevo.

Lorena le tomó el rostro con las dos manos y lo besó amorosamente.

–¿Y cómo marcha la oficina? ¿Ha mejorado la relación con tu jefe?

–Se podría decir que sí. Creo que ha entendido mi posición y ya me respeta. De todas formas –prosiguió pícaramente–, en algunos momentos he tenido que emplear mis encantos para ello.

–¡A ver, a ver! –reaccionó él–. ¿Cómo es eso?

–¡Hum! Cosas de nosotras las mujeres.

Él la miró de arriba abajo y de vuelta, sus ojos se pusieron serios. Se hicieron un par de morisquetas y rieron largamente.

Ramiro retiró los cubiertos y Lorena continuó explicando algunos detalles de la empresa. Diseño, costos y crecimiento que esta estaba experimentando. A su vez las lentas mejoras en las relaciones humanas entre su jefe y el personal subalterno.

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