Читать книгу Exabruptos. Mil veces al borde del abismo онлайн

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Siguieron acariciándose abrazados, extenuados y felices, pero en la cabeza de él aún daban vueltas miles de cosas. Por las reacciones de su esposa, él era capaz de sobra de hacerla feliz, más aún si él le había enseñado todo lo que sabía. La había hecho sentir placer hasta en las formas más increíbles. Recordó que el último asiento de un pulman, viajando de Santiago a Valparaíso, había sido el silente testigo de una de sus más espectaculares corridas, sin olvidar aquella otra, no exenta de emoción, en la Estación Bellavista, cuando decidieron hacer el amor arriba de un vagón de carga que se encontraba en una línea secundaria. Grande fue la sorpresa de ambos cuando este comenzó a moverse en el medio de aquel acto; el vagón por suerte, solo fue arrastrado hasta la próxima estación.

Mientras se fumaban un pitillo, Ramiro le contó que ya tenían una nueva nana puertas adentro, la que dado la hora ya debería estar dormida. Lorena sorprendida abrió tan grandes los ojos que su marido no pudo menos que reír.

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