Читать книгу Exabruptos. Mil veces al borde del abismo онлайн
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–¿Tienes hambre?
–¡Hum! Un poco –contestó ella.
–Entonces, pasaremos a una amasandería para comprar una pizza grande y algunas bebidas. ¿Estás de acuerdo?
–Si usted lo quiere, ningún problema. Lo que es por mí, podemos esperar a llegar al departamento y no me costaría nada preparar alguna cosa.
–¡No, no! Ocuparemos ese tiempo en compartir vivencias y reírnos un poco de los problemas –dijo–. Te enseñaré cómo tomar las cosas sin aproblemarse.
Llegaron al departamento y se sentaron en el living. Al cabo de un rato no existía ninguna evidencia de comida. Ana María entusiasmada y Ramiro ya olvidado del percance de la tarde, acordaron jugar a las cartas. Al rummy, propuso él. La muchacha, pese a no saberlo, se interesó por aprender. Despejaron la mesita de centro y él se sentó en la alfombra con las piernas cruzadas. Tomó el montón de cartas y comenzó a barajarlas. Ana María lo miraba sin perder ni un detalle, mientras optaba por acomodarse igual que su personaje ideal. Pidió permiso y se sacó las zapatillas.