Читать книгу Exabruptos. Mil veces al borde del abismo онлайн

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–¡Ah! ¡Sí! Tiene toda la razón. Yo también me levantaré temprano.

–¡Pero, Any! ¡Por favor! Tú no tienes a qué levantarte. Recuerda que es tu día libre.

–No se preocupe, don Ramiro –dijo con simpatía–. No me incomoda hacerlo.

–¡Eres increíble, muchacha! ¡Increíble! Bueno, por ahora deja todo tirado y mañana te preocupas de limpiar. ¡Hay que dormir!

–Que tenga una buena noche –susurró ella.

Ramiro se acercó y la tomó de las mejillas, puso su frente junto a la de ella y le observó por un instante.

–¡Tú también! Que sueñes algo lindo.

Entre una amalgama de lucidez y encantamiento, se dirigió a su dormitorio y se encerró en el baño; era ya de madrugada. Allí tuvo el tiempo y la tranquilidad necesaria para recorrer los acontecimientos de la tarde del día anterior. De verdad no se amargaba, cada uno podía tener la idea que quisiera respecto a su vida y a la de su familia. Estaba consciente de que nunca se habría expuesto a que le criticaran algo si él no hubiera dado motivos, por lo cual, consideraba, era la cosecha que se merecía. La situación no dejaba de complicarlo un poco.

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