Читать книгу Salvados para servir онлайн

19 страница из 80

y mi carga de pecado dejé; fue allí por fe

do vi a Jesús, y siempre con él feliz seré”.

Hoy, ese himno se titula “Perdido, fui a mi Jesús” y se encuentra bajo el n° 291, en la edición 2009 del Himnario adventista.

Al fin de ese año, papá, ya cansado de tanto viajar para cumplir su responsabilidad como director de colportaje, pidió trabajar como obrero distrital. Accediendo a su pedido nos mandaron a la iglesia de Concordia, Entre Ríos. Allí hice el segundo grado, en la escuela Vélez Sarsfield.

No recuerdo por qué mis padres un día me llevaron al médico. El doctor ordenó un análisis, cuyo resultado indicó que tenía parásitos. Entonces me recetó un purgante y un tratamiento adecuado. Además, el médico aconsejó que me llevaran a vivir en el campo. Así que mis padres se comunicaron con mis tíos Andrés y Marcelina, y al año siguiente viví en Puiggari con ellos y con mis primos José, Juan y Luis. Nuevamente asistí a mi querida escuela adventista Domingo Faustino Sarmiento, donde cursé el tercer grado.

Правообладателям