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Naturalmente, no fui a rendir; fui a la iglesia, sita en la calle 46, n° 360, entre 2 y 3.

El lunes fui a la secretaría de la facultad para ver cuándo sería mi examen de Botánica. Me atendió el secretario, y cuando le pregunté:

–¿Qué día es el examen que se rinde dentro de un mes? Yo tengo aprobadas todas las materias menos una, Botánica.

El secretario puso una cara que me pareció de perro enojado, y me dijo:

–Su caso no está contemplado en el reglamento. Esa posibilidad existe cuando un alumno es aplazado en una materia, pero usted no fue aplazado. ¡Usted no se presentó! ¡Vaya a hablar con el decano!

Fui al Decanato, me atendió la secretaria, le expliqué que no había rendido el examen de Botánica porque había sido en sábado, pero tenía aprobadas todas las materias de ingreso. La secretaria consultó con el decano, volvió a la ventanilla y me dijo: “Dice el decano que haga una nota”.

Conseguí un papel, y con la mejor letra posible escribí que como el examen de Botánica había sido en sábado, por razones de conciencia, no había asistido.

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